En el corazón del municipio de Rovira, Tolima, se encuentra una mujer que no solo ha ganado el reconocimiento por su destreza en la cosecha de café, sino que se ha convertido en un verdadero ícono de la dedicación y el trabajo incansable. Su nombre es Pato, y con sus manos ágiles y su espíritu incansable, ha alcanzado el título de la recolectora más rápida de la región. En su labor, no solo se destaca por su rapidez, sino también por su profundo amor por el café de calidad, como el inconfundible Café Lázzaro.
Una historia de esfuerzo y pasión:
Pato comenzó a recolectar café desde muy joven. En cada grano que cosecha, pone su corazón, un amor profundo por la tierra que la vio nacer y la tradición cafetera que corre por sus venas. Su habilidad para recolectar más rápido que nadie ha sido fruto de años de trabajo duro, paciencia y, sobre todo, pasión por lo que hace.
Lo que la distingue no es solo su rapidez, sino la precisión con la que elige cada grano, garantizando una cosecha de la más alta calidad. En cada jornada, Pato demuestra que el trabajo en el campo es mucho más que esfuerzo físico, es también un arte, una dedicación que transforma cada grano de café en una historia única.
Café Lázaro: Apoyando a las mujeres trabajadoras del campo:
El café que Pato recolecta no es cualquier café. La calidad de los granos que ella selecciona se refleja en cada taza de Café Lázzaro. Este café, cultivado con amor y cuidado, resalta los sabores que nacen en las montañas de Tolima, una región reconocida mundialmente por su café de alta calidad. Pato, como parte de esta tradición cafetera, es una pieza clave en el proceso que lleva los mejores granos a las mesas de quienes aprecian un buen café.
Café Lázaro ha apostado siempre por el trabajo de las mujeres, reconociendo su esfuerzo y dedicación en cada paso de la cadena productiva del café. Gracias a ellas, como Pato, esta marca se ha consolidado como una de las mejores de la región, llevando su café no solo a lo largo y ancho de Colombia, sino también a varios países alrededor del mundo. El trabajo de estas mujeres es fundamental para que Café Lázzaro se distinga por su calidad excepcional y su compromiso con las comunidades cafetaleras.
El orgullo de Rovira:
Pato no solo es un ejemplo de trabajo y dedicación, sino también una fuente de inspiración para muchas mujeres en Rovira y otras regiones cafetaleras. Su historia demuestra que, con esfuerzo y pasión, cualquier sueño es posible. A través de su trabajo, ella honra a su comunidad y al café colombiano, contribuyendo al crecimiento de marcas de renombre como Café Lázzaro.
Pato es más que una recolectora de café: es el rostro de la perseverancia, la tradición y el amor por el campo. Gracias a su incansable trabajo y al de muchas otras mujeres que forman parte de la familia de Café Lázzaro, cada taza de este café lleva consigo no solo el sabor de la tierra, sino también el esfuerzo de quienes hacen posible que el café colombiano siga siendo uno de los mejores del mundo.
¡Gracias, Pato, por ser una verdadera campeona del café! ☕💚